Como la madre pulpo que da su vida por sus hijos alimentándolos con su propia carne, Dios nos dio su vida, su carne y su sangre para que vivamos. La cueva es la iglesia, el Fogón 🔥, y el afuera es el mundo.
Pensaba ayer en la desgracia de los cientos de pulpitos que salen de la cueva y se los comen los habitantes del mar, pero lo pensé de otra forma: nosotros nos alimentamos de Jesús para luego convertirnos en alimento espiritual, en hostias vivas para los hermanos.
Que tengan un día lleno de Dios.
+Ob. Pablo Daniel

No hay comentarios.:
Publicar un comentario